La observación de fetos a través de ecografías ha permitido a los especialistas constatar que los pequeños llegan a despertarse para colocarse más cerca del lugar donde su madre ha colocado su mano en un gesto cariñoso y que reaccionan de forma muy positiva a las palabras dulces.
Basta con tumbarte en el sofá, recostarte con un libro en la mano para relajarte o echarte a dormir, para que tu pequeño empiece a patalear y a moverse hasta el punto de que tienes que levantarte porque no aguantas sus «embestidas». La razón por la que esto ocurre es muy sencilla: cuando estás de pie, tus órganos presionan hacia abajo, reduciendo el espacio con que tu hijo cuenta para moverse con libertad. Al tumbarte, los órganos ascienden y le regalan algunos huecos que el pequeño aprovecha para hacerse notar.
También notarás a tu bebé más claramente después de comer algo, sobre todo si es dulce, un sabor que les encanta. De hecho, algunos ginecólogos y matronas recomiendan a sus pacientes tomar algún alimento azucarado antes de la prueba de monitores para captar los movimientos del feto con más facilidad.
Comunícate con él
Estas son algunas formas con las que puedes demostrar a tu pequeño todo el cariño que tienes reservado para él:
– Escucha música tranquila para relajarte y mécete a su son rodeando la tripa con tus brazos.
– Háblale en susurros, dile lo mucho que le quieres y las ganas que tienes de verle la carita y cuéntale cómo estás preparando su cuarto y su ropita para cuando llegue.
– Mantente en forma haciendo gimnasia y ejercicios suaves, así él notará que quieres cuidarle.
– Si estás sentada o tumbada y se mueve mucho, acaricia tu tripa con cuidado para tranquilizarle.
– Si sus pataditas no te dejan conciliar el sueño, coloca algunos cojines para descansar recostada. Seguro que así notarás que se mueve menos.
Evítar
Numerosas investigaciones han demostrado que el estrés en las gestantes afecta al feto hasta el punto de que, cuando su madre se enfrenta a una situación problemática o sufre ansiedad, el pequeño se agita bruscamente. Lo mismo ocurrirá si percibe ruidos estruendosos o gritos o si nota que alguien se acerca a la barriga de la madre de forma violenta. Por otra parte, si tu pulso se acelera porque estás alterada o asustada, el de tu pequeño también lo hará, y si tu cuerpo segrega adrenalina, la sustancia estimulante en situaciones estresantes, esta le llegará a través de la placenta y le irritará.